Mamá:
En estos días en casa hemos estado revueltos, pues tu
hermana menor nos anunció su visita, desde Extremadura. Todo han sido trajines
de acá para allá, preparativos y nervios, ya que en mí recaía toda la
responsabilidad como anfitriona y tú me habías puesto el listón muy alto. La
tensión y los nervios se habían apoderado de mi en los días anteriores a su
llegada, ya que temía el encuentro con alguien
tan allegada a ti, por verte en ella reflejada y notar aún más tu ausencia y
también porque dudaba de la reacción de ella al no encontrarte físicamente en
casa. Temía también el tener que reiniciar
de nuevo tu duelo, teniendo aún fresca la herida de tu pérdida.
Todos mis temores se esfumaron cuando pude
reconocerte en su mirada, en esos ojillos vivarachos tan García, en su sonrisa,
en su pelo blanco, aunque ella lo torna grisáceo, en sus expresiones, en su forma de llamarnos al orden, en su naturalidad al
magnificar las cosas o las personas, y en su afán porque siempre brille la
buena educación.
En tu casa siempre cualquier miembro de la familia era
recibido con todo los honores, era atendido como en el mejor de los hoteles,
dentro de nuestras posibilidades, e incluso se hacía el esfuerzo por que no faltara ningún detalle, para hacerle
al visitante la estancia grata y acogedora. Te esmerabas en los
preparativos y tu casa brillaba más que
nunca. No se cómo lo hacías, pero eras capaz de atender y conversar con
los invitados al mismo tiempo y hacerles
sentirse agusto y cómodos. Eras rápida en
la preparación del menú y más rápida aún para que todos estuviesen atendidos en
su justo momento y sin demoras. A todos nos dabas una responsabilidad y bastaba
una mirada tuya para saber que querías que hiciéramos y actuáramos. Al final
siempre quedabas como una reina. Nunca estaré
a tu altura. Estabas hecha de otra piel. Me enorgullece tanto pensar en ti....
Durante estos días te he necesitado en todo momento y parecía que sentía tu
presencia a mi lado que me iba diciendo que tenía que hacer y cómo.
Tu hermana
me ha ayudado mucho a sentirme bien y no derrumbarme, ya que venia acompañada
de sus hijos Encarnita, Aurelio y Estrella
que nos han hecho que los días hayan sido más gratos, hemos hecho terapia de grupo a través de la risa y de la tertulia alrededor de un café y de una agenda que no nos ha dejado relajarnos, aunque nos han faltado días. Hemos estado más
pendiente del rencuentro entre los primos, sus hijos y nietos que en hacer
memoria de lo acontecido en esta familia
al principio de este verano, tan nefasto para todos. Ha sido una visita de
consuelo, he podido sentir la caricia grata de tu hermana, su protección y su
afecto en sus palabras. Y el calor y el afecto también de sus hijos. He descubierto aquellas cosas que me unen a mis primos,
posiblemente por la carga genética o por la misma educación que recibimos de nuestras madres. Gestos de tu hermana, frases, dichos, te traían hasta mí. Las
historias familiares contadas por ella, las fotos del pasado,….todo esto también te han traído al presente….
Hemos compartido con ella situaciones dolorosas familiares no reveladas por ti para no herir la tranquilidad en la que ella vive y con lo que tú sufrías en silencio, no eras amigas de divulgar ni compartir las tristezas, las sufrías en silencio o a lo más con tus hijos. Ella también ha rellenado lagunas de tu pasado, que por ser años difíciles, preferías obviar.
Hemos compartido con ella situaciones dolorosas familiares no reveladas por ti para no herir la tranquilidad en la que ella vive y con lo que tú sufrías en silencio, no eras amigas de divulgar ni compartir las tristezas, las sufrías en silencio o a lo más con tus hijos. Ella también ha rellenado lagunas de tu pasado, que por ser años difíciles, preferías obviar.
Estuvimos en casa de Graci y de Encarnita donde también recibieron a tu hermana con todos los honores.La primera nos abrió su casa de la playa y se esmeró y esforzó en atendernos. Pudimos disfrutar de la orilla del mar, pero a mi se me hizo muy extraño y me dio rabia que no pudieras disfrutar con ellos.No pude mirar a mi tia paseando por la orilla o sentada en su butaca leyendo "Los Cuentos de La Alambra", tu sombra planeaba más que nunca en esos momentos, sobre nosotros.
A casa de Encarnita acudimos después de una misa celebrada en tu memoria, en la ermita de la cruz de la que tus nietos te hicieron hermana. Fue un acto íntimo donde, además de casi todos nosotros, nos acompañaron vecinas y devotas de la cruz de la Calle Sevilla. Coincidió con el cumpleaños de tu nieto Rogelio, el 1er cumpleaños después de tu partida, dónde por sorpresa para él, Alicia y Enrique se encargaron de que hubiese tarta, velas, amigos y familiares que con alegría lo arroparon con cariño y le entonaron “cumpleaños feliz” a toque del tamboril mágico de Jorge, del que tanto presumías. La noche se desbordó de emoción en ese momento y tu nieto de tu alma y muchos de los presentes no pudieron contener las lágrimas, te echaban de menos mamá. Ese sonido rociero, nos traía el recuerdo de verte feliz entre nosotros en días de romerito o de Rocío, de domingo de Corpus o de cualquier evento familiar, donde la guitarra, la caja y el tamboril suenan con la alegría de los más jóvenes de esta familia.
A pesar del jolgorio, las risas, el estruendo de los más
pequeños, en nuestros corazones estaba presente tu vacío y eso me apena enormemente, porque es ahí
donde sufrimos también tu ausencia, en esos momentos familiares de color y alegría que te daban la vida. No se cuanto
tiempo tardaremos en pensar en ti sin esta pena que nos desgarra el alma, como
nos vamos a ir acostumbrando a la falta de tu presencia física en los acontecimientos y movidas
familiares, en la que tú sabes que son tan frecuentes por la cantidad de
miembros que la componemos, que nos da para mucho y por la juventud que dirige
ya esta saga que tú creaste.
Dije adiós a tu hermana y mientras el coche se alejaba, pensé correr tras el y agarrarme fuertemente a ella para no dejarla marchar. Con ella de nuevo te marchabas tú....Aún me dura la resaca de este encuentro familiar, que pone fin al periodo vacacional.
Seguiré haciéndote justicia mamá. Esta saga familiar te echará siempre de menos.
Quiero dedicar esta carta a mi primo Aurelio Torres García, alma sensible, por su fidelidad a estas cartas con las que hemos empezado a compartir sentimientos y emociones aderezados con una buena dosis de café y una pizca de humor, desechando nuestras "vergüenzas" que nos impedían ver el horizonte y disfrutar más de la vida.
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