domingo, 14 de octubre de 2012

CARTA 17: " 15 DE OCTUBRE "


Mamá:
Hoy, a solas con mis pensamientos, me vienen a la memoria aquellos otoños de mi infancia a los que indiscutiblemente venían unidos a mi cumpleaños. Los primeros flashes que me llegan son las frutas otoñales que papá, de aquellas estaciones que transitaba, me traía en exclusiva para mi, en este mes de octubre que, desde que empezaba,  me hacía sentirme  protagonista, por tener la suerte de cumplir años y ser mi santo en el mismo día.
Recuerdo aquellas granadas que tú, con poca paciencia, desmenuzabas en el mejor de tus platos y espolvoreabas de azúcar, convirtiéndolas en el  postre más especial, junto con los membrillos ya dorados, que cocías con rama de canela o las primeras naranjas de la temporada que partidas en rodajas, bañabas de azúcar y canela o con miel, como solo a ti y a mi, nos gustaban. Que bonita ponías tu cocina o la mesa de nuestro comedor, con los fruteros adornados de granadas, membrillos o limones, que daban ese toque  de color, olor y sabor otoñal a la casa. Las batatas cocidas o asadas y las castañas y los peros, teníamos que esperar hasta todos los Santos, que papá las trajera  de Niebla.
Recordabas siempre, ya próximo a estas fechas, como llegué al mundo en un otoño caluroso, la noche de Santa Teresa. Naciendo yo sola entre varios varones, por los que las monjitas del hospital, os sugirieron mí nombre. Esto, unido a que  fue un parto difícil, por que venia al mundo cruzada por lo que papá se encomendó al santo del día, coincidiendo también que Sta Teresa era la patrona de Doña María, el pueblo de dónde habíais llegados trasladados a La Palma. Y que la mejor amiga de mi hermana Dory que dejaba atrás también era Mari Tere, papá ni lo dudo y decidió llamarme Teresa. Casualidades de la vida, porque teníais pensado, Matilde si era niña por mamá Matilde o Esteban, como el hermano mayor de papá.
La matrona del pueblo no podía hacer nada, así que al contrario que mis hermanos nací en el hospital, donde  llegaste con papá en ambulancia, hecho que daba gravedad a la historia, ya que las ambulancias de la época estarían escasas y solo para casos graves. Dejabas solos a seis hijos y un marido que no podía pedir unos días por el nacimiento de un hijo, pues en aquel régimen que premiaba a las familias numerosas, no se le daba el apoyo que se merecía a la mujer cuando  daba a luz y aún menos al marido. No existían esos derechos que hoy los matrimonios disfrutan y que tantos años nos ha costado conseguirlos. Espero que mis hijas lo disfruten en el futuro y que no sea otro de los derechos sociales que nos quieran arrebatar.




 Como decías y hoy quiero recordar en  mi  54 cumpleaños, nací menudita, frágil y con el peso justo para no tener que entrar en la incubadora, pero tú como siempre haciendo méritos de madre coraje, no te relajaste en el hospital ni disfrutaste del descanso merecido, tenias en tu pensamiento la casa de hijos que habías dejado atrás a cargo de mi hermana Dori y de mi hermano Juan  y decidiste marcharte del hospital al otro día de haber dado a luz , sin esperar las indicaciones del médico .Como nadie aún te había llevado mi ropita, solo tenias a papá, ya que estabais recién llegados a La Palma y no conocíais aún a nadie, me liaste en una toalla limpia del hospital y a escondidas saliste camino de la estación, donde sin kilométrico ni billete te subiste en el tren, sin esperar el alta hospitalaria . Mi cuñada Elena que entonces aún no lo era y que aún  vivía en La Palma, te vio venir conmigo calle a bajo y salió a tu encuentro, cogiéndome en sus brazos y acompañándote hasta casa. Allí la sorpresa fue aún mayor para ti que para ellos, ya que tu hijo el mayor decidió,  para darte la alegría y el alivio  en el día a día de tus quehaceres, abrir una puerta que comunicara la cocina con la salita y así evitar la vuelta por el saloncito. No habían tenido la precaución de quitar los muebles y los escombros caían sobre tu flamante máquina de coser ALFA que era la modernidad. Así que te pusiste manos a la obra a quitar escombros, para que papá cuando llegase de trabajar no os riñese, a ti por tu fuga hospitalaria y a ellos por el atrevimiento de querer hacer real lo que te habían escuchado como proyecto inmediato, ¡¡ pero no durante el parto!!


No pudiste darme el pecho por mucho tiempo, así que Catalina, una vecina que tenía vacas, me asignó una y todos los días traía la leche de aquel animal para mí.

Poco a poco fui creciendo y vosotros también poco a poco os fuisteis acomodando a este pueblo, que siempre será el mio y que visteis por primera vez en un almanaque que os llego junto con algunas botellas de vinos de la bodega de Salas, como aguinaldo para papá unas navidades, allá en Doña María, en la provincia de Almería. 




Siempre decías que aquel almanaque de la bodega palmerina, presidió vuestra cocina, antes 
de que, por casualidades de la vida, os vinieseis a vivir frente a ella. Aquella bodega que conocisteis en su esplendor, hoy permanece sin vida, como tú. Aunque detenida en otro tiempo, rebosa historia de este pueblo. Sus árboles de moreras marcaron el paso de  las distintas estaciones en mi infancia y su esbelta  chimenea, acoge aún a  las cigüeñas que, desde una perspectiva privilegiada, gozamos de sus planear, de sus altos vuelos y de los lanzamientos al vacío de sus polluelos,  en sus prácticas de vuelo. Es una  ventana abierta a la naturaleza. El paisaje de mi vida, que vi pasar desde mi balcón.

Todos mis recuerdos son felices hasta que murió papá. A mis 14 años la vida solo me había mostrado su lado bueno y aquello me hizo madurar bruscamente. Conocí , a mi corta edad,  lo que era la muerte y el desengaño y la vida ya no fue igual para mi. Tras esto vinieron para nosotros años difíciles. Poco a poco nos acomodamos a vivir con el dolor. Nunca perdiste la entereza, la seguridad y la firmeza. Supiste torear todo tipo de temporales. Todos, bajo tu amparo, nos sentíamos seguros y protegidos. Nunca supe de dónde sacabas aquella fuerza. Pero hoy no quiero hacer memoria de aquel tiempo,  porque ordené a mi memoria que olvidara, aunque mi corazón lo guarda en el primer cajón ya junto a tus recuerdos.


Estos son los mios  y aquí quiero dejar constancia de ellos. Gracias por haberme dejado mi historia, tu historia, nuestra historia, en forma de  trasmisión oral. Aquí la guardo, porque siempre tuve peor memoria que tú.


Hoy vuelve a ser mi cumpleaños y aunque todo parece igual, todo en mi es diferente. Hoy más que la satisfacción de comprobar que los que te aprecian y te quieren se acuerdan de ti y te dan su cariño, tengo que darle gracias a la vida por regalarme un año más y  los que tengan que venir ya no serán los mismos sin ti.

sábado, 13 de octubre de 2012

CARTA 16: " LUCES DE OTOÑO "



Mamá: 
De repente los días se han vuelto breves. Llegó el otoño al fin, para terminar con este verano maldito, que se nos fue llevándote a ti con él.
La luz empieza a llegar tímida tras la cristalera que diseñaste, hace tantos años, para disfrutar de la caricia del sol bendito de esta tierra que,  a ti,  te daba vida. Ya no es la misma luz a la que, hasta hace unos días, cerrábamos el paso, para buscar el frescor, bajo la sombra de lona  del patio. Esta me trae  tu presencia.
 A media mañana la luz abraza suavemente el salón, donde ahora te pondrías a leer o a coser aquellos manteles que no llegue a  comprar y que programaste como tarea en este otoño, cuando la calma y la quietud volvieran a casa.
 El rayo de luz proyectado sobre el sofá deja ver tu silueta y me traen recuerdos de otro tiempo tan próximo  y tan lejano ya, por ser historia tuya ahora.
En la terraza, el sol ya no pasa dos palmos de la tapia de celosías, pero aún llena el espacio resaltando el verdor de las plantas, el brillo de las cerámicas y el colorido de las flores perezosas que se empeñan en llenar aún nuestro Edén  familiar de primavera.
 La temperatura es tan buena, que me recuerda que siempre decías que era la mejor época del año en esta tierra.
 No es la misma luz, no. Falta la luz radiante de tu presencia, de tu  pelo algodonado y brillante al sol, de tu piel aun tersa, de tus gestos y miradas que hablaban por ti desde tu trono real, que ahora yace vacío,  donde descansabas agotada tras la ducha y, ya en este tiempo, dormitabas mientras te dejabas acariciar por sus rayos  otoñales, guardando así salud y energía para el invierno y dónde también recibías, esperando con impaciencia, la llegada de la primavera. 
Se acabó el bullicio estival, el ir y venir de tus nietos, el tiempo de ocio. Nuestros días ahora son rutina de obligaciones, horarios y tareas que van dejando pasar lentamente las semanas.



Gracita se nos ha ido para seguir formándose académicamente, ahora en lenguaje de signos, añorando su Granada, a la capital onubense. Como me duele en el alma no haber podido mandarla, como eran sus planes, de nuevo a Granada. Si no te hubieses ido, entre tú y yo hubiésemos hecho el esfuerzo, para beneficio y felicidad de ella, y como a ti y a mi nos hacia tanta ilusión. Ella quiere que sepas que, a pesar de todo,  aquí también esta ilusionada y contenta.

Rogelio, hace propósitos de centrarse en su final de carrera, como te prometió en tu lecho de muerte, pero ya forma parte de la ejecutiva en nuestra sede local, junto con Alfonso, donde  han dejado paso ya a la gente joven como ellos, que llegan pisando fuerte, en estos momentos de crisis que, por desgracia, has conocido y que te angustio tanto en tus últimos días, restándote ilusión de vivir. Sé que te sentirás orgullosa de él, como siempre, aunque estas obligaciones a las que él solo se compromete, le restan tiempo de estudios, pero le hacen crecer como persona y como militante. Nace de él mismo de forma natural .Ya sabes que llevamos en la sangre el deseo de aportar nuestro granito de arena para que este mundo mejore. Es la filosofía de vida que nos enseñaste.

Laura, sonríe feliz, (si la vieras tú también sonreirías), por fin ocupa su tiempo en proyectos reales, aunque temporales, que quizás sean el principio de un futuro más prometedor. Aunque debería  deshacerse de otros lastres, que no la frenen en sus deseos de futuro y recibir de este  lo que ella, como tú y yo queríamos  y deseábamos, se merece.

Alicia se debate entre sus deseos de emprender su proyecto de vida con Enrique y las  necesidades de la casa, queriendo  encontrar el punto justo del equilibrio en su conciencia,  dónde  tú eras la única que te atrevías a llamar.

Mary Tere fantasea con su maternidad, que aún no se hace realidad para mi pesar. Serás la primera en saber de esa buena nueva.
 Como me hubiese gustado que hubieras participado de la ilusión de recibir y criar un biznieto en la casa, por esto y otras cosas que vendrán, no me perdono que te hayas ido. Me consuela pensar que  con estas nuevas semillas, seguirás estando viva en este otro lado de la vida.
Julia inicio su 3er ciclo de primaria, ya entró en 5º curso. Estarías contenta de verla, trabajadora y estudiosa. Intentamos darle forma a su voluntad y  a su responsabilidad entre todos. Acordándose de ti, en todos y cada uno de sus momentos vividos, con alegría y humor. Ya no protesta ni llora cuando echa de menos los sabores de tus comidas, al contrario, me dice:” esto no sabe como lo de la abuela pero….. casi”.

Rogelio, necesitó tu marcha para tomar conciencia de todo lo que le decíamos y ahora cada día esta mejor y más repuesto, gracias a los buenos cuidados míos y a que lleva una vida sana, aunque no te lo creas. Ha sido la prueba más dura desde que te marchaste, sacarlo a él a delante, darle ánimos e ilusión de vivir de dónde yo nos lo tenía.

A la tía Pepa la casamos, con todos los honores y pleitesía que tus nietos saben organizar y ella se merecía. Alfonso, como concejal, los casó y  Rogelio, Mari Tere y Julia con Pilar y otro amigo de Pepa, dieron forma al acto que fue muy bonito y emotivo. Te hubiese encantado haberlo vivido. Recuerda que fuiste la primera en la lista de invitados. Cada día nos alegramos más de que ella haya formado una familia, con todas las consecuencias que ello conlleva.





Vivimos, mamá. Luchando por salir adelante día a día, saltando tantas dificultades, que tu marcha y esta maldita crisis nos agravian.
Pero ya es otro vivir, otro caminar. Se acabaron las risas ensordecedoras, las carreras, los zafarranchos con música para todo el barrio. Las tertulias, los debates, las voces. Es como si contigo se hubiese marchado la niñez y la juventud de esta casa y todos de pronto nos hubiésemos convertido en adultos. Preocupados solo por salvar nuestro día a día, viendo el futuro  muy lejano y oscuro y deseando solo 
salud para todos.



Desde dónde estés, no nos abandones y míranos con ojos de misericordia, como solías pedirle a San Juan Bosco. Yo pienso en ti cada noche y te alzo mis plegarias y súplicas, porque eres mi mayor fe. Así siento tu calor y tu fuerza.