Mamá:
De repente los días se han vuelto breves. Llegó el otoño al
fin, para terminar con este verano maldito, que se nos
fue llevándote a ti con él.
La luz empieza a llegar tímida tras la cristalera que diseñaste, hace
tantos años, para disfrutar de la caricia del sol bendito de esta tierra que,
a ti, te daba vida. Ya no es la misma luz a la que, hasta hace unos
días, cerrábamos el paso, para buscar el frescor, bajo la sombra de
lona del patio. Esta me trae tu
presencia.
A media mañana la luz
abraza suavemente el salón, donde ahora te pondrías a leer o a coser
aquellos manteles que no llegue a comprar y que programaste como tarea
en este otoño, cuando la calma y la quietud volvieran a casa.
El rayo de luz proyectado
sobre el sofá deja ver tu silueta y me traen recuerdos de otro tiempo tan
próximo y tan lejano ya, por ser historia tuya ahora.
En la terraza, el sol ya no pasa dos palmos de la tapia
de celosías, pero aún llena el espacio resaltando el verdor de las
plantas, el brillo de las cerámicas y el colorido de las flores perezosas que
se empeñan en llenar aún nuestro Edén familiar de primavera.
La temperatura es tan
buena, que me recuerda que siempre decías que era la mejor época del año en
esta tierra.
No es la misma luz, no.
Falta la luz radiante de tu presencia, de tu
pelo algodonado y brillante al sol, de tu piel aun tersa, de tus gestos
y miradas que hablaban por ti desde tu trono real, que ahora yace vacío, donde descansabas agotada tras la ducha y, ya
en este tiempo, dormitabas mientras te dejabas acariciar por sus rayos otoñales, guardando así salud y
energía para el invierno y dónde también recibías, esperando con
impaciencia, la llegada de la primavera.
Se acabó el bullicio estival, el ir y venir de tus nietos, el
tiempo de ocio. Nuestros días ahora son rutina de obligaciones, horarios y
tareas que van dejando pasar lentamente las semanas.
Rogelio, hace propósitos de centrarse en su final de carrera, como
te prometió en tu lecho de muerte, pero ya forma parte de la ejecutiva en
nuestra sede local, junto con Alfonso, donde
han dejado paso ya a la gente joven como ellos, que llegan pisando
fuerte, en estos momentos de crisis que, por desgracia, has conocido y que te
angustio tanto en tus últimos días, restándote ilusión de vivir. Sé que te
sentirás orgullosa de él, como siempre, aunque estas obligaciones a las que él
solo se compromete, le restan tiempo de estudios, pero le hacen crecer como persona
y como militante. Nace de él mismo de forma natural .Ya sabes que llevamos en
la sangre el deseo de aportar nuestro granito de arena para que este mundo
mejore. Es la filosofía de vida que nos enseñaste.
Laura, sonríe feliz, (si la vieras tú también sonreirías), por fin
ocupa su tiempo en proyectos reales, aunque temporales, que quizás sean el
principio de un futuro más prometedor. Aunque debería deshacerse de otros lastres, que no la frenen
en sus deseos de futuro y recibir de este
lo que ella, como tú y yo queríamos y deseábamos, se merece.
Alicia se debate entre sus deseos de emprender su proyecto de vida
con Enrique y las necesidades de la
casa, queriendo encontrar el punto justo
del equilibrio en su conciencia, dónde tú
eras la única que te atrevías a llamar.
Mary Tere fantasea con su maternidad, que aún no se hace realidad
para mi pesar. Serás la primera en saber de esa buena nueva.
Como me hubiese gustado que
hubieras participado de la ilusión de recibir y criar un biznieto en la casa,
por esto y otras cosas que vendrán, no me perdono que te hayas ido. Me consuela
pensar que con estas nuevas semillas,
seguirás estando viva en este otro lado de la vida.
Julia inicio su 3er ciclo de primaria, ya entró en 5º curso. Estarías contenta de verla, trabajadora y estudiosa. Intentamos darle forma a
su voluntad y a su responsabilidad entre
todos. Acordándose de ti, en todos y cada uno de sus momentos vividos, con
alegría y humor. Ya no protesta ni llora cuando echa de menos los sabores de
tus comidas, al contrario, me dice:” esto no sabe como lo de la abuela pero…..
casi”.
Rogelio, necesitó tu marcha para tomar conciencia de todo lo que
le decíamos y ahora cada día esta mejor y más repuesto, gracias a los buenos
cuidados míos y a que lleva una vida sana, aunque no te lo creas. Ha sido la
prueba más dura desde que te marchaste, sacarlo a él a delante, darle ánimos e
ilusión de vivir de dónde yo nos lo tenía.
A la tía Pepa la casamos, con todos los honores y pleitesía que
tus nietos saben organizar y ella se merecía. Alfonso, como concejal, los casó
y Rogelio, Mari Tere y Julia con Pilar y
otro amigo de Pepa, dieron forma al acto que fue muy bonito y emotivo. Te
hubiese encantado haberlo vivido. Recuerda que fuiste la primera en la lista de
invitados. Cada día nos alegramos más de que ella haya formado una familia, con
todas las consecuencias que ello conlleva.
Vivimos, mamá. Luchando por salir adelante día a día, saltando
tantas dificultades, que tu marcha y esta maldita crisis nos agravian.
Pero ya es otro vivir, otro caminar. Se acabaron las risas ensordecedoras,
las carreras, los zafarranchos con música para todo el barrio. Las tertulias,
los debates, las voces.
Es como si contigo se hubiese marchado la niñez y la juventud de esta casa y
todos de pronto nos hubiésemos convertido en adultos. Preocupados solo por
salvar nuestro día a día, viendo el futuro
muy lejano y oscuro y deseando solo
salud para todos.
salud para todos.
Desde dónde estés, no nos abandones y míranos con ojos de
misericordia, como solías pedirle a San Juan Bosco. Yo pienso en ti cada noche
y te alzo mis plegarias y súplicas, porque eres mi mayor fe. Así siento tu
calor y tu fuerza.
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